lunes, 26 de julio de 2010

No somos nada, compadre

ironía. (Del lat. ironīa, y este del gr. εἰρωνεία). Consiste en que cuando vas a ver a uno de los mejores traumatólogos de la ciudad porque de pronto te duele mucho el meñique y no puedes ni doblarlo, luego de que te ordena radiografías y ciertos cuidados, al despedirse te da tal tremendo apretón de manos que te hace ver a Judas calato.*

---¡Ayyy!
---¡Uy, verdad! Disculpe. ¡El siguiente...!
 
Fuera de bromas, benditos apretones de manos que nos da a veces el Señor para recordarnos que cuando somos de barro, polvo que al polvo volverá, y que para ser felices necesitamos de Él. Estar completamente en las manos de Dios: ¿por qué hay gente a la que esto le parece tan peligroso? Mucho Nietzsche y poca sensatez: ¿no es acaso las manos de Dios el mejor lugar para estar? Y luego dedicamos toda la vida a buscar un lugar igual.
 
 
*Calato(a): peruanismo para desnudo. Ver a judas calato  es una expresión muy peruana que significa sufrir un dolor físico indecible.

martes, 15 de junio de 2010

¡Cazado!



Por la gracia de Dios y de Santa María, sí.

Y, nada, que este humilde huerfanito ya no lo es más; ahora tiene su media mitad, su otra naranja o como se llame. Por la gracia de Dios y de Santa María.

En fin, publico esto para que nos feliciten, apenas un día después de una fecha muy especial para mi esposa y para mí (Dios sabe por qué).

Por cierto, esos que parecen muñequitos de torta somos nosotros: la del vestido blanco era la damita de la trastienda; "era", porque ahora es la señora damita de la trastienda. El de negro soy yo.

¡Salud! ¡Hay champán para todos!

sábado, 1 de mayo de 2010

Porque "nadie duerme en la carreta..."

A unas pocas horas del momento más importante de mi vida, me llama el querido amigo E. para preocuparse por mis nervios, tranquilizarme y darme calma y serenidad, y...
 
Ah, perdón, ¿cómo? ¿Que qué momento más importante de mi vida? Ah, no, nada, una cosita de nada: simplemente que en exactamente cinco horas y media estaré contrayendo matrimonio con la damita de la trastienda en una iglesia que repite el dulce nombre de mi Señor, en Surco (¿o era San Borja?). Simplemente eso.
 
Gracias, gracias, ya pueden dejar de aplaudir.
 
Y, bueno, que me llama el querido amigo E. para preocuparse por mis nervios, tranquilizarme y darme calma y serenidad, y tiene lugar el siguiente diálogo.
 
---¿Y? ¿Cómo estás? ¿Todo tranqui? ---me pregunta.
---Ahí, sí, más o menos. Me preocupa que todavía hay un par de cosas que me falta hacer.
---Tranquilo, hermano, ya no es hora de preocuparse. Ahora debes ser todo calma. Vamos, respira: inhala... exhala... inhala... exhala...
---Se, se...
---¿Y FI cómo está?
---Ah, ella sí está peor : todavía no tienen su vestido listo.
---¡¿Qué?! ¡¿A menos de un día del matrimonio?!
---Tranquilo, hermano, ya no es hora de preocuparse. Ahora debes ser todo calma. Vamos, respira: inhala... exhala... inhala... exhala...
 
En fin, estas cosas pasan, sobre todo a horas de contraer un sacramento que me disolverá en la muerte... perdón, que solo se disolverá con la muerte.
 
Fuera de bromas, estoy muy feliz. El Viejo y Buen Dios nos encomienda a FI y a mí la delicada labor de enseñarle a toda la humanidad cómo Cristo ama al hombre. De eso se trata el matrimonio, signo del amor de Cristo por la Iglesia: es un amor esponsal, caritativo y erótico a la vez, que diría el Santo Padre.
 
Dicen que con cada matrimonio la Iglesia pierde una virgen pero gana un santo: recen todos por mí y mi novia, para que los dos seamos santos.
 
 
Update:  acabo de bajar a tomar desayuno y mi mamá me agarró a golpes felicitándome  por mi futuro matrimonio, ¡jo! ¿A dónde iremos a parar?

sábado, 17 de abril de 2010

¿Los curas gays deberían adoptar niños?

Tengo una revelación que sé que sorprenderá a mis cuatro lectores: este blog nació con la intención de ser humorístico. Por supuesto, humorístico-religioso. Yo sé que por pura culpa mía lo primero no se nota, pero no me preocupo. Como me queda claro que Dios me escogió para hacerlo no por mis inexistentes méritos literarios sino vaya uno a saber uno por qué, estoy tranquilo porque entonces la cosa del humor es problema suyo, no mío. Naturalmente, no por eso dejo de hacer mi esfuerzo para ver cómo puedo escribir cosas graciosas por aquí y por allá de vez en cuando, pero eso es otro tema. Por eso, cuando por ahí leyendo encontré a alguien que me hizo reír mucho y que al mismo tiempo dijo las cosas mejores que yo, sonreí satisfecho, porque me aligeró el trabajo.

Estoy harto de la apestosa y grosera (realmente grosera) campaña que la progesía del mundo mundial (liderada por el The New York Times) está lanzando contra los sacerdotes, el Papa y la Iglesia en general. Así que los dejo con un artículo muy gracioso que pone los puntos sobre las íes. Siento mucho que esté en inglés; si alguien se anima a traducirlo, le hará un favor a la humanidad.

El artículo lo tomé de aquí. La autora es Ann Coulter, y la reproduzco aquí no por alguna filiación política con ella sino porque dice las cosas claras. Por cierto, si están de acuerdo, los invito a unirse a un grupo creado en Facebook para decir la verdad sobre el auténtico sacerdocio católico: tenemos que hablar fuerte y claro sobre la dignidad de nuestros curas. Lo encuentran aquí.

Ya, mucho floro. Aquí el artículo de la Coulter.

Should gay priests adopt?

Despite the growing media consensus that Catholicism causes sodomy, an alternative view ---adopted by the Boy Scouts--- is that sodomites cause sodomy. (Assume all the usual disclaimers here about most gay men not molesting boys, most Muslims being peaceful, and so on.)

It is a fact that the vast majority of the abuser priests ---more than 90 percent--- are accused of molesting teen-age boys. Indeed, the overwhelmingly homosexual nature of the abuse prompted The New York Times  to engage in its classic "Where's Waldo" reporting style, in which the sex of the victims is studiedly hidden amid a torrent of genderless words, such as the teen-ager, the former student, the victim  and the accuser.

Meanwhile, no spate of sex scandals is engulfing the Boy Scouts of America. Inasmuch as the Boy Scouts were not taking risk-assessment advice from Norman Mineta, they decided to eliminate a whole category of potential problems by refusing to allow gay men to be scout leaders. Perhaps gay scout leaders just really liked camping. But it was also possible that gay men who wanted to lead troops of adolescent boys into the woods were up to no good.

For their politically incorrect risk-assessment technique, the Boy Scouts were denounced as troglodyte bigots in all outlets of appropriate liberal opinion. Cities and states across the country dropped their support for the scouts. The United Way, Chase Manhattan Bank and Textron withdrew millions of dollars in contributions.

And hell hath no fury like a New York Times  editor spurned. The Times denounced the Supreme Court decision merely permitting the Boy Scouts to refuse gay scoutmasters as one of the court's "lowest moments." The Times "ethicist" advised readers that pulling their sons out of the Boy Scouts was "the ethical thing to do."

Since liberals categorically reject the notion that homosexual conduct is often correlated with homosexuality, they have responded to the gay sex abuse crisis in the priesthood by blaming Catholicism. In particular, liberals have identified the church's celibacy requirement as the root of the problem.

There is absolutely no logic to this theory. It is nothing more than liberals reacting to the concept of sexual restraint like The Exorcist's  Linda Blair did to holy water. If they had succeeded in turning the Boy Scouts into a gay rights re-education camp, we'd be reading that camping causes sodomy now.

Even in the midst of the Catholic Church's current scandals ---including decades-old cases--- the Catholic clergy has about the same percentage of perverts as the Yale faculty. There are more than 45,000 priests in America and, so far, 55 exposed abusers. There are 836 tenured professors at Yale, and one proved child molester -- convicted just last month.

That's still a higher percentage than the Boy Scouts, but the point is: It's not going to be easy to blame celibacy.

Moreover, when did celibacy become a gay-magnet? It may lack the Boy Scouts' direct approach, but the church isn't exactly passing out Liza Minnelli posters by demanding sexual abstinence.

Most stunningly, if celibacy is to blame, this is a show-stopping, Nobel Prize-winning discovery overturning years of liberal claptrap. In all other circumstances, it is punishable by death to suggest that sexual behavior is not determined at birth or that gays can be "cured." Now liberals are hawking the idea that gay priests could have been cured by marriage!

It's nice to see liberals becoming such big marriage-boosters. Too bad their newfound respect for marriage ---an eminently dissolvable agreement, rescindable by either party without cause or notice--- is limited to gays and priests.

Blaming celibacy is not only contrary to various liberal dogmas, but contrary to all known evidence about any vice. Total avoidance, not limited temptation, is the only hope for controlling weakness. Alcoholics cannot have a drop of alcohol. Former smokers cannot have just one cigarette. Problem gamblers must avoid the racetrack.

Only in the case of sex do liberals refuse to countenance abstinence. Small doses of sex are supposed to provide a needed "release." The "release" theory is disproved every time a child molester's home is searched, invariably unearthing enormous stockpiles of child pornography. None of this ever gives liberals pause. Celibacy is always bad, sex is always good.

The Catholic sex scandals have also prompted liberals to drop their demand that no discussion of a crime occur until there has been a final conviction proved to a jury beyond a reasonable doubt after a full trial. We had witnesses, gifts, phone records, White House logs and taped evidence on Bill Clinton. But still NBC's Matt Lauer shouted "Allegedly! Allegedly!" at any suggestion that Clinton had, in fact, had sexual relations with "that woman."

Indeed, most of the allegations against the priests do not even constitute "sexual relations" on the Democratic Party's definition.

At least we finally have The New York Times  on record opposing sexual activity between men and boys. Evidently the only men the Times  thinks should not be fondling teen-agers are those who purport to believe in God.