El otro día hablé por aquí de la actitud de cierta persona (y, bueno, sí...era mi mamá) que actuó decentemente al devolver a una vendedora lo que esta le había regalado por pena ante una tragedia que mi mamá le relató, algo que le había ocurrido con la carne, etc. (no sean flojos: denle clic al link). La cosa es que la tragedia al final no había sido tragedia sino un "olvido involuntario" (esta frase se está poniendo de moda, no vieran) de la referida madre de este humilde posteador. Y que cuando la referida madre se dio cuenta, se rió hasta más no poder, y luego ya con cara de vergüenza fue a contarle todo a la vendedora del mercado y a pagarle por lo que le había dado de gracia el día anterior. Al final era culpa de mi mamá, ¿vio?
La cosa es que en esa ocasión hablé de que por qué no iniciábamos una revolución de honestidad, algo así como para voltear al mundo patas arriba siendo honrados: hacer que arriba sea arriba, y abajo sea abajo, como debería ser, y no que arriba es arriba cuando me conviene, o abajo sea abajo para que te partas porque a mí me conviene o algo así.
El asunto es que con todas esas recordé algo. El caso del empleado de una aerolínea que se encontró nada menos que cuatro mil dólares en efectivo y otros tantos más en cheques al portador en el avión que revisaba luego de un aterrizaje.
¿Se imaginan encontrarse ante esa situación? Cuatro mil dólares listos, en billetitos, y otro montonón de plata en cheques listos para cobrar, tal vez sin preguntas. Hay que estar hecho de cierta madera, seamos francos, para ir a devolver esa plata sin esperar nada a cambio. Y este empleado lo hizo. Pueden leer la noticia aquí. (Lamentablemente, como soy un cero a la izquierda en vainas avanzadas de computación, no sé cómo enviarlos directamente a la noticia. Les ruego que bajen hasta la cuarta noticia y leerán sobre el caso).
Pues bien. Alguien preguntará: "¿Y cuál es el asunto?". Y yo digo: "¿Cómo que cuál es el asunto? ¿Les parece poco el hecho?". Pero, bueno, bueno, como hay de todo en este mundo, uno tiene paciencia, pues, con la gente que no se sorprende con nada, y tengo preparado bajo la manga un plan B. ¿No se sorprendieron con la noticia de la devolución? Pues bien, a ver si se sorprenden con esta: ese tipo es mi amigo. Ajá: a ver ahora... Es cierto: se llama Juan Acosta, estudió conmigo en el colegio, estuvimos en el mismo salón y su mamá es amiga de mi mamá. Y, para colmo, nos encontramos hace unos meses en una fiesta de reecuentro de la promoción a la que él mismo llevó un whisky etiqueta dorada, y nos tomamos un vaso juntos. Claro que fue meses antes de lo de los cuatro mil dólares, que si no, nos desaparecíamos con esa plata y en vez de un whisky hubieran sido diez... después de apanarlo por sonso, claro.
Fuera de bromas, estoy orgulloso de mi amigo. Recuerdo que en el grupo de Internet que conformamos varios de la promoción lo felicitamos por el hecho. Y por ahí alguien preguntó algo muy interesante: "¿No es medio patético tener que felicitar a alguien por ser haber sido honrado? ¿No es así como la gente, en realidad, tiene que ser?". Y es absolutamente cierto. Sí que es medio ridiculón felicitar a alguien por haber hecho lo que se supone que tenía que hacer. Pero como el mundo, ya vieron, anda de cabeza, hay que hacer algo de fuerza para que vuelva a su cauce normal. Y se felicita cada palancazo que da alguien para que eso ocurra. Gracias a Dios que hay tipos como Juan.
11 comentarios:
fuera bromas, yo tambien creo que es bueno felicitar a los que actuan honradamente pq sino ¿a quien podriamos felicitar?
Y hay que aplaudir a Juan.
Era mucho dinero, asi que la tentación era mayor.
Ahora me permitirás un comenario al margen que va un poco en contra de lo dicho en ambos post: Es mucha la gente honesta. De hecho es mucha más la gente honesta. Lo que pasa es que se comenta el robo, el maltrato, o el abuso y no se comenta a la persona que simplemente hizo bien sin hacer alharacas.
Cuando tenía una tiendita de prendas, hace poco, las personas se ponían nerviosas al ver que les dejaba con las bandejas y las prendas un poco "sueltos", sin supervisión, me reclamaban que "como es posible, la van a robar, Señora".
Y si, me robaron alguna vez, pero nunca lo suficiente como para justificar tratar como delincuente a una persona honesta.
Van mis felicitaciones a tu mamá, no solo por la honestidad y el hijo, sino por la alegría con la que vive.
Hola, José: y, bueno, espero que, efectivamente, tengamos pronto mucha gente a la cual felicitar. Esa es la idea.
Hola, E.: pues, ¿sabes?: tienes toda la razón. Es cierto que hay mucha gente valiosa y buena suelta por el mundo. Aunque también hay los "yo nunca maté a nadie" pero que de vez en cuando se sueltan en algo pequeño... que aunque pequeño igual hace daño. Pero es cierto: hay mucha gente buena.
¡Y gracias también por lo otro! Le daré tus saludos a mi mamá y las felicitaciones por mi hermano ;-)
Hola, haz sido añadido al Directorio de Blogs Católicos, saludos!
¡Caramba, qué honor! ¡Muchas gracias!
pues solo te escribo para felicitarte porque tu blog realmente me ha gustado por los temas que tratas y como los tratas, yo apenas empiezo y no se bien que escribiré, pero si alguna vez me haces el honor de visitarme, pues ya irás viendo.
En fin, he puesto un enlace en mi blog a tu blog, espero que te parezca bien.
Saludos
Pues Toño, el honor es mío de que me visites. Qué gusto que te haya gustado, o sea, el gusto es mío. Vuelve cuando quieras, hombre, faltaba más :-)
Un abrazo. Ah, y sí me parece bien lo del link, no hay problema :-)
Hola!!! Acabo de aterrizar en tu blog, y quería dejarte un saludito. Ah!¿Cómo era...?"Quemaste caja"Jajajja, me encantó, ya lo adopté!
Pues, ¿qué te puedo decir? Cuando uno quemó caja, quemó... ¡ja, ja, ja! (¿Se nota que habla la voz de la experiencia? ;-) Eso sí te digo: hazte ver... ¡Ja, ja, ja!
Mentira, todo va en buena onda. Encantado de que me visites y espero que te guste el blog... y que te sirva. Vuelve cuando quieras. Tráete mate, eso sí :-)
Hombre, muchas gracias por ese honor, digo de darse sus vueltas por aquí. Venga, venga, que hay limonada y galletitas.
Y lo de las cosas cotidianas, pues esa es la idea, vacilarse con ellas para llegar a las sobrenaturales.
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